Política de Arraigo

Política de Arraigo

Política de Arraigo propuesta por el Polo Olivícola Patagónico

Para el sector productivo, se renueva la necesidad imperiosa de revalorizar la producción local, lograr mayores posibilidades de financiación de las actividades y los emprendimientos, así como el acceso a la digitalización y a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), a portales vinculados al conocimiento, la educación, la información, el entretenimiento, y al desarrollo económico y social.

La crisis provocada por la pandemia del COVID-19 implica un aprendizaje y una interpelación al accionar de los Estados en sus diferentes niveles. El desafío está en fortalecer la gestión de las instituciones públicas para que sean capaces de adaptarse a la nueva normalidad, evitando que las desigualdades territoriales se profundicen, propiciando cambios estructurales para que esta coyuntura se convierta en una oportunidad para el medio rural y sus poblaciones.

El área de abordaje del proyecto Polo Olívicola Patagónico posee un punto de partida territorial expresada en el proyecto en la localidad de Playa Unión, localidad que forma parte de un eje de conurbación argentina mayor en el territorio que comprende las ciudades de Trelew, Rawson, Playa Unión, Puerto Rawson y Playa Magagna, que se extiende por el curso inferior del Río Chubut, en la provincia de Chubut; más precisamente sobre el Valle Inferior del Río Chubut. Es el segundo núcleo de población más importante de la provincia. Según el censo 2001 contaba con 115.671 habitantes.

La conurbación es muy conocida ya que concentra el centro y el polo administrativo del gobierno de la provincia y el centro de influencia de un área mucho mayor, conocida como el Valle Inferior, que se extiende a lo largo del Río Chubut, el valle tiene una superficie total de 42.000 ha, con aproximadamente 90 km de longitud y un ancho variable entre 7 y 10 km. Además de las ciudades también se alternan pueblos con zonas rurales de alta densidad de población y agricultura de regadío intensiva.

La reconfiguración del esquema de cara a la pandemia por Covid-19 implica sin dudas enormes cambios en las prioridades de gestión de los gobiernos, que enfrentan ahora nuevas urgencias, entre las cuales, el sostenimiento y la resiliencia del sistema de producción de alimentos se vuelve central y protagónico, donde el abordaje de la problemática de una manera integral es clave para preservar el funcionamiento de las cadenas de suministro de alimentos, fortalecer a las economías regionales y, a la vez, proteger a las poblaciones vulnerables. Avanzar en esta línea, permitirá consolidar el rol de la Agenda de ODS de Naciones Unidas 2030 y es acorde a la estrategia de implementación en curso del Plan Argentina Contra el Hambre.

El Polo Olívicola Patagónico consolida la estrategia del rol de las familias produciendo alimentos coherentes en términos de sustentabilidad económica, ambiental y social, fortaleciendo la agricultura familiar como herramienta de un nuevo modelo agropecuario, donde el arraigo rural está en el centro de esta nueva ruralidad.

Los organismos de Naciones Unidas insisten en la importancia de trabajar desde las alianzas Estado, sector privado y sociedad civil para el abordaje de la estrategia política multidimensional que implica las políticas de arraigo, que requiere de una atención multisectorial con estrategias de mediano y largo plazo con el foco en el desarrollo territorial sustentable, donde la crisis pandémica y post-pandémica obliga a trazar un eje sistémico para dar respuestas a las necesidades venideras de la alimentación y la agricultura mediante una nueva ruralidad, saludable y vital.

El Polo Olivícola Patagónico es una de las herramientas que necesita hoy el territorio patagónico para consolidar el sector de la agricultura familiar.

De esta manera, consolidaría un modelo global creciente de alimentación sana (aceite de oliva extra virgen patagónico orgánico y sus subproductos), que contribuye claramente en su estrategia al abordaje de aspectos territoriales atractores junto al Estado y el sector privado para abordar deficiencias tales como conectividad, transporte logístico y programas de educación técnica y productiva.

El ingreso de las familias previsto, es atractor hacia el territorio donde además posibilita producir un producto con alta demanda nacional e internacional, coherente en términos de sustentabilidad económica, ambiental y social.